Una noche en que apagose el firmamento.
El brillo de cien niños bailándole al viento.
La inocencia de un querube barrenando un sentimiento.
El semblante de mil y un Atilas a su bélico encuentro.
La picardía de dos fisionomías en aunamiento.
Un vicio de endorfina batido con destiento.
Esa invitación especial al eterno guarecimiento.
El quinto, sexto y séptimo elemento.
Fugaces segundos en que se cruzaron nuestros ojos.
Primer y último gran descubri-¿miento?
No hay comentarios:
Publicar un comentario