domingo, 23 de septiembre de 2012

Diezycuarentaycinco.


Diezycuarentaycinco.

Silencio.

Todos esperan el remate.

Silencio.

¿El aplauso intergaláctico o el sueño en tus ojos?.

Silencio.

Negros. Son negros. ¡Pero muy negros!... Nunca vi unos tan negros.

Silencio.

Podrían definir al Negro.

Silencio.

Acromáticos. Todo lo acromático que algo puede ser. Sin color. ¿Sin claridad?

Silencio.

Negros. Negros por seducir y conquistar cuanto haz de luz presentásete.

Silencio.

No dejo de pensar que en griego “negro” (melan) comparte raíz con la melanina de la “piel” , con la melatonina de un sueño. . . Melancolía.

Silencio.

De pronto, te encuentro en la viga más irregular del cielo raso. Reímos de verlos. Callamos de vernos. Ni en delirios oníricos puedo sostenerme en tu mirada. Lo sabes, lo disfrutas, y reís de nuevo, por mí. Y recordis-amos chistes torpes que fabriqué para despabilarte, calesitas que improvisé para contemplarte circunvalada, libros con gusto a tiza, tizas con olor a letras.

Sueño negro. Dormirme en tu pupila, fosilizarme en tu mirada.

Silencio.

Diezycuarentaysies.

No hay comentarios:

Publicar un comentario